
El economista Orlando Ferreres analizó las gestiones por un nuevo crédito internacional con bancos de Estados Unidos y aseguró que la asistencia “no va a ser de más de US$5.000 millones”. Según explicó en declaraciones a Radio Rivadavia, la cifra proyectada se redujo desde los US$20.000 millones originalmente mencionados, aunque remarcó que el monto sigue siendo “bastante plata”.
Días atrás, el ministro de Economía Luis Caputo había descartado que existiera una negociación por un crédito de US$20.000 millones y calificó esa versión como “una operación más” destinada a generar confusión. Frente a esto, Ferreres sostuvo que el ajuste en las estimaciones responde a las “dudas” de los bancos estadounidenses sobre las garantías que Argentina está en condiciones de ofrecer.
El fundador de OJF & Asociados indicó que gran parte de las reservas internacionales son fondos prestados por China, Estados Unidos y el FMI, lo que reduce las “netas propias” y complica la capacidad de respaldo del país. También señaló que el riesgo país continúa por encima de los 600 puntos, lejos de los 400 necesarios para generar mayor confianza. En contraste, destacó que la Ciudad de Buenos Aires obtuvo US$500 millones al 7,78% gracias a garantías sólidas.
Ferreres añadió que existen señales que inquietan al sistema financiero, entre ellas el aumento de la morosidad en tarjetas de crédito y préstamos personales. También criticó los elevados “efectivos mínimos” que deben mantener los bancos para garantizar la liquidez en pesos, al advertir que este requisito desalienta la inversión.
Sobre el plano cambiario y monetario, señaló que el Gobierno “dejó subir un poco” el dólar oficial hasta los $1.450 y redujo la tasa de interés de referencia del 22% al 20%. Respecto de la inversión, destacó que la inversión bruta interna fija pasó del 13%-14% al 19% del PIB, aunque aclaró que gran parte corresponde a amortización y no a proyectos nuevos. Consideró necesario un impulso mayor para generar empleo y mejorar el salario real.
Ferreres analizó además la dinámica de la actividad económica, que describió como “desinflada” hacia el cierre de 2025, con un panorama heterogéneo entre sectores. Aun así, proyectó una mejora para 2026 apoyada en tasas más bajas y una mayor liquidez. Recordó los ciclos de inversión masiva durante la convertibilidad, impulsados por las privatizaciones, y lamentó que hoy no existan grandes activos estatales para ese tipo de operaciones.
El economista también se refirió a las reformas laboral y tributaria que el Gobierno buscará aprobar en sesiones extraordinarias y expresó confianza en que esta vez avanzarán. Señaló que el sindicalismo “tiene menos poder” que en décadas anteriores y que una normativa laboral más flexible sería clave. En materia tributaria, consideró necesario simplificar el sistema y cuestionó con fuerza el esquema de Ingresos Brutos, que “se repite en cada transacción”. No descartó que más adelante se discuta el regreso a un sistema similar al de las AFJP.
Al proyectar la inflación, Ferreres anticipó que noviembre se ubicará por debajo del 2% y que diciembre podría mostrar una aceleración por el aumento en servicios y carne. Para 2025 estimó una inflación anual del 29%-30%, y para 2026 un descenso al 14%-15%. Aun así, recordó que esos niveles siguen siendo de los más altos de la región, sólo por detrás de Venezuela. Su expectativa es que en 2027 la inflación pueda descender a un dígito.
Hacia el final, Ferreres subrayó que “lo que realmente falta es crecimiento del PBI”, algo que —dijo— sólo llegará de la mano de nuevas inversiones. Según relató, hay consultas de grupos interesados en evaluar oportunidades y se les transmite que, aunque persisten dificultades, “las cosas están mejorando” y la implementación de las políticas económicas requiere tiempo para mostrar resultados.